La representación moral y la miserable naturaleza en lo estético, el manifiesto inicial artístico del negativismo
por Bandurria C Mancilla
Lo estético en sí no posee un contenido, su consideración de lo sublime o lo macabro depende de cómo dotamos de la representación de lo moral, haciendo la representación artística necesariamente una representación moral, siendo ficticia o real, la consideración de si algo es sublime o macrabro está para juzgar la representación como imagen de una percepción o de lo apercibido por el artista, santo o monstruo. La obra de arte como obra de vida, el mundo como el fenomeno del yo, y el fenomeno percibido por el otro ajeno como imagen representada, es el objeto artístico como performativa la cual el espectador ve pasar, y aquello es lo que es almacenado en el recuerdo, valorado prontamente como bello, feo, sublime o macabro.
Al objeto del arte lo dotamos de un contenidomoral con tan solo representar algo del hombre, algo producto de la obra creativa del hombre como al hombre mismo. El hecho de representar algo, por lo tanto, ya tiene contenido de ser una sola representación del hombre, entonces será ya de por sí objeto del arte. A pesar de representar un hombre desnudo, miserable, el arte posee la característica de dar significado por ser producto del hombre.
Mientras dibujo, puedo ir desde lo más conectado al hombre hasta aquello que no lo está, desde la simple representación de formas simples y complejas, artificiales de la mente y obra humana, hasta la naturaleza, ajena a la mano del hombre. Podemos ver un descenso en el sentido artístico de la misma obra, sin siquiera dotar de un contenido moral en la imagen dada, el sentido se lo tiene que dar el espectador. Hasta las figuras simples como un círculo pueden representar al hombre, pues el hombre lo ve diferente a una sola y simple raya cerrada, lo ve como una representación con significado. Pasamos por la imagen de una ciudad, de una fábrica, una máquina muy compleja como la caja de cambios de un automóvil, etc., todas dichas representaciones poseen un significado en el artificio del hombre. En cambio, un paisaje natural, aunque sea producto de la imaginación del hombre, ficticio, no es hermoso, no porque carezca de significado, sino porque el significado se lo da al hombre como espectador de la obra, porque no lo tiene en sí mismo, por no ser un artificio de nuestra especie que antes de ser representado ya se lo había dotado el ser humano. Esto también va en contra del caos representado en obras de figuras aleatorias que de por si, juntas o separadas, simples o complejas, el significado es tan intrincado que a simple vista no se entiende, no por la incultura del espectador, sino porque el significado se lo ha inventado a posteriori el artista para poder de dotar de trasfondo a ese cascarón vacío de intento de arte, que no lleva ningún esfuerzo representativo, y que fácilmente puede representar cualquier cosa, llegando a significar cosas opuestas al mismo tiempo. En ese tipo de arte, el significado se lo da el título o el artista posteriormente, no el arte. El buen arte posee un significado a priori, como lo es en arquitectura: funcionalidad y belleza en la complejidad. Esa funcionalidad siendo aquello que dió el hombre al objeto como propósito en su creación, y no lo contrario, que el arte represente al arte, pues de esa forma solo se representaría la insignificancia, cualquier cosa, lo indeterminado, o solo el título.
¿Qué representa la basura en el suelo? La inmundicia de los animales, y por más que el plástico sea obra del hombre, y el hecho de que esté en el suelo también, es miseria y reflejo de la naturaleza, porque es la degradación del hombre, su degeneración a seres inferiores sin consciencia, sin libertad, que se presentan atados a la naturaleza y su caos. Pues el hombre desea el orden, porque no hay nada más natural del hombre que su acción como organizadora de la realidad. Lo bueno y lo bello son las facultades ordinales del hombre, generar conocimiento es ordenar nuestra realidad, como también lo es el arte bello y sublime, a diferencia del desorden como la ignorancia y lo macabro, pues el arte es bello hasta que lo macabro se torna realidad. Pues una mente desordenada es el origen de la degeneración del hombre hacía la miseria.
Una buena persona, con su mente en orden, en serenidad, podrá representar una buena acción, ya sea en la ficción o en la realidad. El orden se representa como el control del hombre de la naturaleza, pues ignorar la naturaleza es ignorar la degeneración de la misma, permitiendo que pase inadvertida en la mente del hombre, provocando ese desorden mental y esa intranquilidad que se refleja en la realidad como en la ficción. Por más libertad obtenga el hombre, más responsable se torna, y más consciente debe de ser de la naturaleza. Existen movimientos artísticos, bien llamados movimientos por lo cambiantes, que en busca de un orden ignoran la naturaleza, tornando fácilmente ese orden miserable por no controlar la naturaleza que lentamente fue creciendo dentro de sí, como si decidiéramos tapar al mundo de concreto para que no se vea pasto alguno, prontamente el moho, la humedad y demás organismos resquebrajarán el concreto tornándolo miserable aunque sea artificioso. No podemos negar la parte de la naturaleza que lucha por controlarnos, la sed de vida o mal entendida por Schopenhauer como voluntad de vivir, negar algo que existe es rendirse para no entenderlo, y sin entendimiento no puede existir un control sobre la naturaleza.
Esta es la libertad, su existencia necesita que exista la degeneración, porque si fueramos determinados a la bondad no existiría, debe existir la elección a la maldad, tando a lo sublime como a lo macabro. Al querer mayor libertad debes estar dispuesto a enfrentar la naturaleza del mal.
El mal arte es parte del arte, como el mal es parte de la libertad. Tanto el mal arte como el mal representan esa miserable naturaleza. No solo ese intento deshonesto de una naturaleza idílica donde nadie se mata por sobrevivir es mal arte, sino la representación real de esa voraz naturaleza, que sí existe, pero que es esa miseria que los seres racionales nacieron evitando para poder sobrevivir. Esa voracidad se representa en esa miseria como en lo macabro cuando dibujas, por ejemplo, sin motivo, un aparato genital sucio, es repulsivo, es arte, pero es repulsivo a la vista porque no posee ningún motivo más que sólo mostrarlo allí asqueroso, a diferencia de cuando se muestra con el fin de representar conocimiento, la forma de embellecerlo es darle un sentido, como minimo de una representación idílica, y ese mínimo no deja de ser de mal gusto, pues ¿Cuál es la necesidad de dibujar aquello? La única opción es que sirva de pornografía, su representación siendo la de la inclinación sexual que se culmina en su irracionalización, ceder ante ella y tornarla en el instinto animal de la masturbación. Podrías ocultarlo como en el arte moderno, intentar de dar un significado ajeno que nunca funcionará, el motivo de mostrar aquello es apelar a la inclinación, lo cual lo hace aberrante, macabro. Enorgullecerse por algo que todos poseemos, o algo tan irrelevante como el sentir subjetivo de otro ajeno a la vida propia, es enorgullecerse por menos de lo mínimo, no solo reflejando algo menos que mediocridad, fracaso, sino que una total pérdida de los sentidos. No puede ser otra cosa que la búsqueda de atención por atención, que por hacerlo lo hacen de la forma más idiota, pues la más fácil y efectiva es gritarle el oído a otro, bien, ya tienes su atención ¿Qué logras con la atención de otro? Nada, pues es la búsqueda de la atención sin significado, sólo por tenerla, como un tesoro sin peso, atención por atención, que bien cumple la tarea, cumple una tarea vacía, tan vacía como la natura. Es como esperar que se te aplauda por respirar, o por simplemente vivir.
Algo es más hermoso contra más inalcanzable es, por ello lo heróico al gusto de todos parece bello, pues lo extraordinario del heroísmo y su representación, por lo difícil que es conseguir la hazaña, es reflejo de la aspiración del hombre por superar dicho reto. A quien le parezca un reto respirar, o está muy mal físicamente, o está fingiendo. Lo épico está en lo heróico, en los retos difíciles, como lo es una buena salud, como lo es el control de la naturaleza, la abundancia, y los logros personales que en tiempos difíciles parecen inalcanzables. El buen arte representa la obra arquitectónica del hombre como el hombre mismo como un reflejo imperfecto de Dios que está atado a la naturaleza, pero que a su vez tiene control sobre la misma. El buen arte es algo por lo cual todos fácilmente pueden enorgullecerse por más simple que parezca en la superficialidad, reflejo del uso del intelecto humano. Al contrario de algo que se finge orgullo por ser muy simple, nadie aplaude que puedas pararte a menos que seas liciado de las piernas o seas tetrapléjico, nadie se pone alegre si te levantas de la cama, como nadie debe ponerse triste por la muerte, porque es parte de la vida, es como llorar por la existencia de la miseria, o la envidia. La muerte, la miseria y la envidia se combaten, la imagen representada con ello es buen arte.